La actividad física es un factor esencial de salud y de bienestar. Armoniza el funcionamiento del organismo ejercitando las funciones motoras, cardíaca, respiratoria y metabólica. Contribuye a fortalecer la imagen de uno mismo, a combatir la ansiedad y el estrés… Considerada mucho tiempo contraproducente en las enfermedades neuromusculares por temor a agravar la enfermedad y a dañar más los músculos debilitados, sabemos actualmente que la actividad física está lejos de ser nociva. Los estudios que evalúan el ejercicio físico en diferentes enfermedades neuromusculares permiten entender mejor sus efectos en las diferentes funciones del organismo y especificar las precauciones a tomar, según la naturaleza de la afección. Numerosas actividades físicas, adaptadas o no, son posibles. Más y más personas que padecen una enfermedad neuromuscular las practican regular o puntualmente, en su tiempo de ocio o incluso en competiciones. Poco a poco, aprenden a integrar estas prácticas en su modo de vida. Una actitud prometedora para todos aquellos que todavía dudan en dar el paso.
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