Las enfermedades neuromusculares pueden provocar trastornos en la función digestiva por la afectación de los músculos lisos y estriados del tubo digestivo.
Estos trastornos pueden afectar a la ingestión, masticación, deglución, al avance de los alimentos por el tubo digestivo durante la digestión (tránsito intestinal) y a la eliminación de las heces. Una consecuencia frecuente de los problemas digestivos es la dificultad para alimentarse. En parte, está relacionada con los trastornos de la deglución y puede dar lugar a una desnutrición progresiva. Otras dificultades que no son específicas de las enfermedades neuromusculares (reflujo gastroesofágico o estreñimiento crónico) pueden agravarse debido a la afectación de otras funciones (movilidad, respiración, etc.). Detectar las disfunciones del aparato digestivo e implementar unas pautas específicas (medidas dietéticas, logopedia, ortesis, sedestación, tratamientos farmacológicos, etc.) prescritas en el seguimiento periódico realizado en la consulta especializada en enfermedades neuromusculares, ayuda a reducir las consecuencias de los trastornos digestivos y a mejorar la calidad de vida.